la consecuencia
sitio de Ana María Cano y Héctor Rincón

«De la seriedad, queda una úlcera en el duodeno»

Gilberto Echeverri

“Adiós paquete” le dice al pasar un amigo de su hijo. “Que estés bien, paquete” le contesta él desde la puerta. 

“Qué hiubo Quica, aquí está Pirri y Burbuja” dice traspasando el umbral de la puerta y silbando por el gusto de volver a su casa donde durante tres años sólo pudo estar a veces los sábados. No sólo él pone apodos, también él los recibe: lo conocen como “el periodista”  “el ratón”. Pero su cédula de ciudadanía lo conoce serio y con el nombre de Gilberto Echeverri Mejía. 

Un trabajador incorregible con un humor que desenvaina fácilmente, es paisa por supuesto. El que quería ser marinero y lo disuadió la marina colombiana por tener un soplo en el corazón (soplo inexistente, sólo un soplo liberal en la época de Laureano Gómez) o cura jesuita y lo rectificó su hermano Arturo por lo recochudo que era el joven Gilberto, nadie se explica cómo lo sacaron de su seria y aplicada carrera de ingeniero electricista (no eléctrico porque eso son las planchas). Lo cierto es que su vida apacible con María Inés Pérez y sus tres hijos se cambió por una vida de afanes, tiquetes aéreos, sin privacidad. 

El ex

Pero el único apodo que no le gusta al periodista es el de Ex ministro que, como son las cosas en Colombia, lo tendrá que seguir cargando siempre por su gestión como Ministro de Desarrollo de Turbay. Es más satisfactorio para él haber sido Director Nacional del Sena que no le quitó la vida privada y sin embargo “me hizo sentir que hacía algo” o como Embajador en Ecuador donde sus hijos lo recuerdan con gran gusto “porque podíamos salir todos los sábados y domingos”. 

Embajador en Ecuador: ese cargo es el responsable de que el técnico Gilberto Echeverri quien tenía una oficina y una vida común,  le llegara como un shock eléctrico la vida pública. Lo mucho que sabía de energía lo volvió un candidato ideal para un país que se abría como potencia petrolera y ahí quedó: una energía contagiosa – la suya- y una vocación vertida hacia los demás dio una mezcla óptima (un poco desconocida en los hombres públicos) para “escalar posiciones” que se las han hecho subir vendado prácticamente. 

El otro título de ex con el cual no se conforma es el de fotógrafo, porque su gran afición es ir detrás de una cámara por los pueblos logrando el instante exacto en que un hombre, una mujer, unas manos, unos ojos, se expresan. Pero esto, en lo cual es premio mundial en un concurso de la Nikon en Japón, no lo va a dejar así como así: sólo que por el momento tiene su arsenal de placas fotográficas boca arriba en el armario del segundo piso de su casa en Medellín. 

Pero el ex que él si piensa ejercer siempre es el de campeón de atletismo porque fueron las únicas medallas que recibió en el bachillerato mientras en el resto pasaba raspado y cuyos honores claudicó en el colegio de sus hijos hace pocos años, donde en un “sprint” en 1500 metros le dio una bochornosa taquicardia. 

Sin agua en la boca

“Periodista” porque en el colegio San Ignacio desde segundo año en el bachillerato tenía un periódico más la revista del colegio: “por metido” terminó en la junta directiva de El Correo y tan popular es ese apodo suyo en Medellín que él que fue organizador del primer paro de estudiantes en época de Gustavo Rojas Pinilla no lo encontraron porque buscaban a Periodista y Gilberto Echeverri andaba por ahí tranquilo. Y el día que se casaba le contaron que había salido en la prensa que su novia se casaba con otro, un tipo Echeverri él. Pero Bogotá se encargó de sepultar este mote local con otro nacional y publicado: “El ratón”. 

“Lo que pasa es que el Ministro de Desarrollo es un ratón enjaulado” dijo hostigado en la Cámara de Representantes donde le hacían cargos por haber trasladado mucha parte del personal del Ministerio, “que sobraba” y por no poder recibir a “todo el país” como pretendían. Desde entonces para los ministros, el Presidente, los periodistas él es “ratón, lo atestigua la inmensa colección de roedores en cristal, madera, paja, felpa y plástico que le han regalado desde entonces. El más lindo es en un juicio imparcial el que le regaló López Michelsen que parece salido de Alicia en el País de las Maravillas. 

De la misma forma como no tiene empacho para decir lo que piensa y siente, pone a diestra y siniestra apodos “porque no puedo recordar los nombres y me queda fácil poner un sobrenombre después de formarme un perfil sicológico de la persona. Por eso a las mujeres que no conozco les digo Encarnación y se ríen, porque todo depende del tono”. 

En el Consejo de Ministros blandió también su aptitud: Prezea fue German Zea Hernández, Bula Hole era Bula Hoyos, Tío Henry Enrique Vargas, Nos Diego, Diego Uribe, el Nieto, Federico Nieto y Maimon Camacho que es Mi Mono en Serviocroata para el muy serio Camacho Leiva. (Nunca supo este que cuando se le perdían los audífonos que usa siempre por ahí cerca estaba el Ministro Gilberto).

Pero no obstante usar lo que él llama “la tomadura de pelo metódica”, tiene fama de malencarado “pero es problema de luz porque no funciona bien el iris”. 

Y en la casa sombra

“Nadie vive por uso y uno vive una vez y por serio sólo sale una úlcera en el duodeno”; la vida ha visto todas las reacciones de este hombre. Furioso una vez en el Ministerio cuando hubo un intento de soborno y profundamente conmovido cuando su padre quedó herido en un accidente en el lugar donde ahora construye el nuevo aeropuerto y en desesperada búsqueda de una clínica, él le habló por última vez; le señaló los seis consejos que seguiría siempre: 

Quiera mucho a su mamá (“había que hacerlo, era un monumento a la discreción, a la bondad y a la rigidez”). Sea muy honesto. No vaya a ser homosexual. Piense mal y acertará. No case peleas que va a perder y la patria por encima de todo. 

Los Echeverri Mejía siguen reuniéndose todos los sábados en casa de una hermana para criticarse, hacerse chistes y contarse cosas. Los contertulios semanales son y no son:
Hernando, el médico, es ex candidato de la UNO, “el Doctor Kilder es exitoso n su profesión y por voltiarepas fue candidato, con el cual simultáneamente era yo jefe de campaña de  López y me decían que era de los UNOS y los OTROS. Es juguetón, alegre”. 

Pablo Emilio, el mayor, un técnico, el que más sabe de cacao en Colombia. “Es aislado; la violeta escondida de la familia . Yo le digo tío mono”. Arturo, murió ya, “el corazón más grande de América, marino, campeón mundial de navegación fluvial que llegó hasta Belem de Pará en Brasil con una chalupa hecha por él donde los remaches eran monedas de cinco, se retiró y escribió cinco novelas. La última, inédita. la va a publicar Colcultura, fue revisada por su gran amigo Carlos Castro Saavedra y tiene muchas historias contadas por mi durante su enfermedad, sobre mi despertar sexual…Se llama “Belchite” que es el pueblo vasco de donde vienen los Echeverri y la calle donde nosotros vivíamos en Rionegro”. Gustavo, muerto muy joven, el más buenmozo, tiene siete hijos, se voló en quinto bachillerato del internado y se casó con su novia. Claro, la tertulia se nutre con cincuenta y pico de nietos. 

Las mujeres son siete “todas muy puestas en orden, mujeres de casa, muy rionegreras. Somos muy unidos hacia afuera pero implacablemente críticos entre nosotros. Todos somos de izquierda pero de tendencia pragmática, no de corte romántico que no conduce a nada. 

Eso me hizo defender un proyecto que defiende a los de abajo y que llevaba años enredado en el Congreso, el de la Comisión de Valores y salió. Todos tendemos hacia los demás, la plata no nos importa, eso es general entre nosotros”. 

El ratón tiene su trampa

“El periodista ratón” (este nació aquí) se quita los zapatos en todas las reuniones, lo mismo en el Palacio de Nariño que en la casa de su hermana “porque comienzo a pensar por los pies y la hora fuerte es por la tarde”. Tiene que usar todo sobre medidas porque tiene la espalda más grande que los brazos y tiene reconocimientos enmarcados de extraños países del mundo, entre ellos uno de Tito firmado poco antes de que cayera en coma imposibilitado. 

Tiene una secuencia fotográfica a una pareja haciendo el amor tomada desde un edificio a la playa y que su hijo menor “burbujas” conoce tan al dedillo como todas sus fotografías y con las que el “ratón fotógrafo” dice “me encanta el erotismo, eso es lo que mueve al mundo. Lo distingo mucho de la pornografía”. 

Él puede hablar muy tranquilamente de temas entre ellos el divorcio “porque soy el mejor casado de Colombia, ellas es mi antípoda, es profundamente comprensiva”. El retrato que el pintor Guayasamín le hizo después de haber retratado a Carolina de Mónaco de vacaciones lo describe como indefinible. 

¿Cuándo podrá ser usted mismo en paz? Cuando tenga una base económica para vivir. 

¿El ratón ha caído en la trampa? Mi vida es la más grande trampa que me han puesto. 

14 de junio de 1981