la consecuencia
sitio de Ana María Cano y Héctor Rincón

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Sobretodo,
es esto

Sobretodo no fue nada más que un recreo productivo de aquella penultima adolescencia. Pero fue: un sobre de manila en el que alojábamos lo que se nos ocurriera (caricaturas, calcomanías, artículos, frases, afiches) con diseños a veces estrambóticos y salíamos a venderlos por ahí en galerías, en bares y en librerias. Sobretodo pasábamos bueno.

Cada día, ese montón de ideas y de frases que se nos ocurrían quedaban solo en el recuerdo aunque a veces Carlos Echeverry, artista y diseñador gráfico, fenómeno de la versatilidad, cantera creativa, bella sonrisa que nos refrescaba, hacía de esas ideas y esas frases algunos garabatos estupendos.

Así que le propusimos a Echeverry que imitaramos su Correo del Arte, que eran cartas que enviaba a artistas del mundo para contar qué estaba pasando por estas montañas. Así concebimos Sobretodo: un sobre de manila que salió los meses que pudo (1980), en el que metíamos ocurrencias gráficas, caricaturas fusiladas, artículos de nuestro gusto, afiches inesperados, frases troqueladas, rompecabezas canallas. Y en fin.
Sobretodo no tenía futuro. Y qué. Era suficiente su presente: su elaboración que nos tomaba toda una noche hasta que acabábaramos de lacrar el último de los ¿300? sobres. Y a partir de allí, cada uno se llevaba un montoncito para entregarlos en galerías, bares, boleramas, cantinas, librerías, cinematecas y todo eso a donde acudirían posibles despilfarradores de ¿100? pesos por cada una de esas bellezas.

Hicimos como siete ediciones. Nos más porque cada uno tenia que irse para donde tenía. Pasamos bueno con este arrebato de la ¿antepenúltima? adolescencia.

Sobretodo, primer ejemplar. Abril de 1982. Qué diversión.

Afiche de gran tamaño del primer Sobretodo. Venía con un peine pegado.

Ese afán de aquí por la plata no era (es) asunto del Llanero Soltario.

Sobretodo despechado que incluía $1 peso.

Sobretodo, nuestro «ánimo de lucro».